A pesar de su amplio uso en la práctica clínica, siguen existiendo concepciones erróneas sobre la toxina botulínica y su aplicación estética. A continuación, desmitificamos los errores más comunes en torno a este valioso tratamiento:
- "La toxina botulínica es peligrosa": Esta noción carece de fundamento, dado que las dosis utilizadas en tratamientos faciales son mínimas y seguras.
- "Quedaré más arrugado después de que desaparezca el efecto": Todo lo contrario, el tratamiento permite la regeneración de la piel al relajar los músculos.
- Puede provocar adicción y mayor necesidad de dosis": No existe dependencia física y, con el tiempo, las dosis necesarias disminuyen.
- "Paralizará mi rostro y me dejará inexpresivo": Sólo en casos de dosis excesivas pero, con la aplicación adecuada, se mantienen las expresiones naturales.
- "Los famosos lucen poco naturales después del tratamiento": La aplicación correcta no produce resultados negativos, a diferencia de otros procedimientos invasivos.
- "Puede causar parálisis facial unilateral": Falso, esta afección es independiente de la toxina botulínica.
- "Podría dejar secuelas irreparables": Los efectos secundarios son raros y reversibles.
- "Genera atrofia y flacidez en la piel": Aunque afecta la fuerza muscular, no influye en la calidad de la piel.
- "Puedo quedar asimétrico": La asimetría es corregible y temporal si se debe a errores en la aplicación.
- "Puede enfermarme fácilmente": Su efecto es local y no compromete al sistema inmunológico.